En 66 años de existencia en Lanús, desde el inicio de la producción en 1989, ahora nuestra empresa ha sido agredida como nunca antes mediante conflictos sindicales.
El precio que pagamos por mantener viva esta empresa por propia voluntad no se puede medir en dinero, sino en vida, que no tiene precio; en amarga obsesión, deber heredado sin compensación, que no tendrán mis sucesores, y quizás una inútil reinvindicación póstuma, olvido eterno, la paz al fin.-
El por qué ha ocurrido todo esto, (un grano de arena de males grandes como el Aconcagua, lo sé); aprendí que es inútil saberlo, y sinceramente, a nadie interesa saberlo.-
Sin más, les saluda atentamente, deseándoles el bien, la salud, la dicha por lo menos una hora al día.
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