Los pocos que se atrevieron quedaron desarticulados.
La desautorización es embozada, a través de sus catequizados, que juegan ese rol sin siquiera advertirlo.
Por eso aquí le pido Francisco que revise la doctrina social pues tiene algunas fallas que enumeraré y que la transforman en obsoleta.
Usted tiene la palanca correspondiente.
La solidaridad no alcanza y eso perjudica mucho a todas las personas que entregan su esfuerzo creativo.
La doctrina social vigente en todo el mundo afecta gravemente la ecuación armónica de la economía, porque los empleados reciben inexorablemente sólo el costo de su existencia y así ahogaron sus naturales incentivos a la acción.
Existe un mecanismo para determinar cuánto vale lo que hacen los empleados, que es por supuesto, más que lo que cobran.
Esto ha sido posible, gracias a la informática y a una legislación tributaria paradójica.
Pero lo más curioso es que se puede demostrar que debido a la doctrina social vigente, a esa diferencia no se la queda el empleador, sino el Estado.
Solicito entonces que analice si puede corregir los siguientes aspectos de la doctrina social de la iglesia:
1. Para que la sociedad funcione armónicamente no es condición previa "mejorar" al ser humano, pues eso inmoviliza profundamente. Porque habría que esperar décadas, si es que fuera posible “mejorar” a todos las personas que intervienen en la economía. El ser humano común desde el génesis jamás mejoró. Nunca superó la ilusión del yo (ni lo hará) porque es es su motor de progreso.
2. Ya no impulse la "solidaridad obligatoria"
Los emprendedores y empleados más esforzados, son obligados a ser solidarios con los emprendedores y empleados menos esforzados. Produce abatimiento y haraganería.
3. Ya no instale la falsa idea de que la economía suma cero, es decir que lo que se dé a uno, se le debe quitar a otro. No es cierto. La economía es el arte de hacer que todos y cada uno de los integrantes de la sociedad produzcan más que lo que consuman.
4. Ya no aconseje "atender a las necesidades" de los empleados. Porque eso en realidad significa que se le pague sólo por lo que necesite y no por lo que haga. Es lo peor que ostenta la actual doctrina social.
5. Ya no aconseje la confiscación de la tercera parte de los beneficios empresarios, a menos que sea para cumplir con el Art. 14bis de la Constitución Argentina.
Porque ese dinero no es otra cosa que la participación en las ganancias que debió cobrar el personal propio y de terceros de "esa" empresa.
Ya no hay espacio para errores Francisco.
Le ruego que revise la doctrina social y si considera que se puede mejorar, hágalo lo más pronto posible porque la degradación humana no deja de avanzar.
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