Los humanos no somos tan mortales.
Ese "árbol de conocer y decidir" es un sistema metafísico que recibe la información de los sentidos del cuerpo, clasifica esa información, la razona, y toma una decisión ante cada desafío.
Si esa decisión le conviene el mundo, tu espíritu recibe un crédito que nadie te puede quitar.
El árbol del conocer y decidir |
Los frutos de ese árbol son imperecederos, son la diferencia entre lo que entregas al mundo y lo que consumes de él.
Pero no se comen en esta vida. Quedan como patrimonio para tu próxima vida.
Ahora, te pido disculpas pero tengo que hablar de un tema tabú:
¿No te parece que los homosexuales debieron tener en su vida pasada un cuerpo del sexo opuesto? Lo que más debemos recordar de nuestra vida anterior es nuestra preferencia sexual.
¿Has advertido que difícilmente quieran ser laburantes sino que buscan ser famosos de éxito?
¿Será que han vivido muchas vidas y no encontraron un cuerpo de su género, que fuese apto para ascender el nuevo escalón de la escalera de Jacob, para un nuevo desafío.
¿Has advertido que parece que nosotros, los emprendedores estamos en esta vida disfrutando frutos que generamos en vidas pasadas?
Los laburantes (que son bien machos y hembras),
¿advierten que su vocación y preferencias cromáticas y musicales no parecen de esta vida?
Bien, vamos al grano.
El objetivo excluyente de la vida es trabajar. El ocio no le sirve a tu espíritu eterno. Te derrumba mal.
La paga que reciben los trabajadores en el mundo físico es tan sólo una simulación de ese proceso escalonado y trascendente denominado Karma, las tetas de Dios.
El dinero es sólo una parábola para que pueda ser entendida por quienes aún no vislumbran la eternidad de los objetivos del Creador.
Desde la Revolución Industrial esa simulación ha sufrido una importante des-naturalización. El trabajo comenzó a pagarse por su costo y no por su verdadero precio. Es decir que la ganancia por el trabajo humano no quedaba en su verdadero dueño. Nos la quedábamos los empresarios, te lo confieso!
Para resolver los conflictos de clase se apeló a una Segunda Postura, que consistía en sacarnos del medio a los emprendedores, creando una infra-estructura estatal que intentara reconstruir esa simulación. No lo logró porque nadie más quiso producir excedentes para los demás.
Tu cuerpo necesita mantenerse en forma para seguir trabajando y ése es el costo de tu trabajo.
Pero tu espíritu necesita participar en las ganancias para seguir teniendo ganas de trabajar. Ése es el precio de tu trabajo.
El Excedente nunca llegó. |
Hay que utilizar el dinero que se recauda por GANANCIAS de todas las empresas para participar GANANCIAS al personal propio y de terceros de cada una de ellas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será bienvenido!