La interrupción voluntaria del embarazo (aún si se aprobara sin límite de tiempo) no constituye delito ni pecado.
La persona es una simbiosis de cuerpo y espíritu, siendo este último quien aprende, razona y decide, en las acciones más simples y en las más complejas.
Es obvio que un segundo antes de nacer, ese cuerpito no practica ninguna de esas 3 funciones.
Y también es obvio que las practica plenamente un instante después de nacer.
El YO no es un adorno del cuerpo. Es el dueño del cuerpo y lo maneja desde fuera.
Pero vayamos más profundo.
Ese espíritu que comienza a animar el cuerpito no APARECE mágicamente en el momento de la primera respiración. Viene de otro cuerpo que ha dejado de respirar y trae sus preferencias de género, de ocupación y de estética para potenciarlas en su nuevo cuerpo.
Pero lo más importante que llevamos de una vida a la siguiente es la Fortuna, la cual supimos aumentar si en el balance final hemos entregado al mundo más que lo que consumimos de él.
Fortuna, como ven entendida en su doble interpretación de capital y suerte.
Nuestros hijos no son originales inéditos. Nos los encomiendan hasta que se desarrollen y sean independientes.
Es conocido el hecho de que los monstruos, es decir los espíritus sobresalientes y avanzados que han existido en todos los tiempos como por ejemplo Sócrates, o Leonardo y muchos de la actualidad presentan una curiosa estadística: La mitad de ellos es homosexual!
Y eso debe suceder porque un espíritu avanzado necesita encontrar un cuerpito con un ADN casi perfecto que pueda soportar tan monstruoso espíritu.
De manera que es lógico suponer que cuando le llega el momento de la muerte tiene que elegir entre escasos candidatos.
Por eso, para no perder su maravillosa Fortuna, la mitad de las veces debe resignar su preferencia de género de la próxima vida.
Podemos decir entonces sin temor a equivocarnos que el aborto mata el cuerpo de NADIE.
Por esa razón, la angustiante decisión de la progenitora no implica homicidio alguno, no cercena derechos a NADIE.
Aunque es cierto que el cuerpo tiene vida desde la concepción, y que es un ser irrepetible...todavía no es animado por espíritu alguno mientras está en el cuerpo de su progenitora.
La verdadera manzana del Génesis |
Además no es conveniente que un hijo no deseado venga al mundo, no es conveniente que nazca. No tendrá amor, lo cual crucificará su vida.
Por otra parte, el espíritu que eventualmente le animaría, se decidirá por otro que efectivamente nazca.
El promedio de hijos por familia seguramente se reducirá a la mitad, lo cual traería evidentes beneficios a la familia y al resto de la sociedad.
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