Señor Presidente de la
Comisión de Análisis para la Reforma Tributaria
Don Nicolás Dujovne:
Por sugerencia del Dr. Domingo Cavallo le presento una propuesta intentando sumar al importante análisis que vuestra misión implica para nuestro país.
Consiste en una revisión profunda de la doctrina que ha inspirado nuestra legislación tributaria y laboral y que a pesar de sus buenas intenciones ha dilapidado crecientemente la potencialidad productiva del 90% de los protagonistas del proceso productivo: los empleados de la mayoría de los emprendimientos.
Los detalles están expresados en el libro "Siembra, y Cosecharás" (que puede leerse en la web) donde se investiga sobre las motivaciones naturales que entusiasman al hombre común como para involucrarse con los resultados de los emprendimientos, sin aumentar sino disminuyendo los costos de producción.
Conociendo ese objetivo vital, y cuyo apartamiento podría ser la causa de este desequilibrio social, veamos cómo podemos retornar a la natural armonía.
Este desequilibrio apareció cuando el trabajo comenzó a remunerarse por su costo (no por su precio), error que al principio de la revolución industrial cometieron los emprendedores.
Los laburantes no podían prosperar trabajando lo que comenzó a esmerilar sus ganas de trabajar.
La ganancia del trabajo quedaba en manos del empleador.
Para contrarrestar esas nuevas relaciones laborales sobrevino una segunda postura que estatizó las empresas intentando volver a equilibrar la sociedad. Pero subestimó la valiosa actitud humana de trabajar para prosperar.
El empleador pasó a ser el Estado y la ganancia de los trabajadores seguía confiscada.
Los laburantes tampoco podían prosperar trabajando lo que comenzó a destrozar sus ganas de trabajar.
Y ahora, una tercera postura, inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia, hizo que el Estado cometa el mismo error que los emprendedores de las primeras horas de la revolución industrial. Con el insólito Impuesto a los Réditos o a las Ganancias de las Empresas se vuelve a quedar con el fruto excedente de su personal. Este sistema que hoy rige en la gran mayoría de los países, podría denominarse genéricamente "populismo".
Los laburantes siguen sin poder prosperar trabajando lo que los pone a punto de la delincuencia.
Ya se olvidó de las ganas de trabajar.
La ganancia del trabajo está quedando en el Estado mediante el eufemismo de Impuesto a la Ganancia de la Empresa.
Obviamente que así no se resuelve el desequilibrio, sino que lo institucionaliza, contraviniendo el principal objetivo de los humanos que no es colectivo sino indudablemente individual:
Cada uno producirá más que sus consumos sólo cuando cobre la diferencia.
El trabajo es una mercancía muy particular:
Si se paga al costo, termina costando más que lo que vale.
Si se paga al precio, vale más que el precio.
Entonces ¿cómo podemos retomar el camino natural de la economía?
Será necesario utilizar el dinero del Impuesto a las Ganancias de las Empresas para participar al personal propio y de terceros de “esa” empresa. Ello significa volver a remunerar el trabajo por su precio y no por su costo. No respetarlo hizo que el costo del trabajo se haya vuelto MAYOR que su precio y eso colapsó toda la economía.
Seguramente las provincias renunciarán a la coparticipación de este impuesto cuando adviertan que con esta nueva ley lograrán pleno empleo en sus economías.
Vea el proyecto de ley completo
http://proyectoactitud.blogspot.com/2013/11/la-ley-que-acabara-con-el-populismo.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será bienvenido!