martes, 19 de mayo de 2015

¿Los capitales prosperan y las personas no?

Obviamente, si no existiera la especie humana no existirían los bancos.
Pero tampoco existirían las obras humanas, que es la misión que Dios nos encomendó.

Jesús, en su parábola de los talentos, considera a los bancos como un recurso para poder hacer rendir el capital de los ancianos en su mínima rentabilidad

Los capitales son como grupos de humanos trabajando.
Hasta es posible "cuantificarlos" en esa unidad.
Por ejemplo, en Argentina existen 40 millones de personas verdaderas y 80 millones de personas dinerarias.
Ambos, en simbiosis producen los bienes y servicios que ambos necesitan para vivir y para prosperar.

El problema es que los capitales sí administran su excedente y pueden prosperar.
Los humanos, (con el cuento de que la mortaja no tiene bolsillos por designio de una doctrina social vaticana anticristiana, que existe hace 70 años) resignan su excedente en manos del Estado bajo el eufemismo de IMPUESTO A LAS EMPRESAS.

LOS HUMANOS DE LAS COLONIAS VATICANAS TIENEN PROHIBIDO PROSPERAR, POR MÁS ESFUERZO Y CREATIVIDAD QUE MUESTREN.

Los capitales, todavía no.

Doctrina de los Talentos

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