jueves, 19 de junio de 2014

¿Qué es la Cuarta Postura?

Docientos años de prueba y error pero el poncho no aparece

Antes era sencillo. Si alguien hacía una silla, se le pagaba por una silla. Y si hacía dos, se le pagaba por dos.
POSTURA CERO: Más producías, más prosperabas.

Pero la revolución industrial modificó profundamente las formas de producción. Entonces para que la sociedad no sufriera el golpe, las relaciones laborales fueron una incógnita a resolver.

Los EMPLEADORES creyeron tener el tino necesario para administrar los excedentes que producían sus empleados, de manera de no hacerles faltar nada y cuidar sus intereses.
Nació así el capitalismo: 
PRIMERA POSTURA: Más producías, más previsión conseguías.


No pasó mucho tiempo para advertir los interminables conflictos que esa "protección del empleador" detonaba.
Hubo sublevaciones gritando que las empresas eran el problema y queriendo asignarle al ESTADO la responsabilidad de la producción industrial.
Nació así el comunismo: 
SEGUNDA POSTURA:  Más producías, más homenaje recibías.


Tampoco pasó mucho tiempo para advertir que sin incentivos, ni el capital ni los empleados producían excedentes para el progreso.
Los filósofos buscaron una DOCTRINA SOCIAL. Hicieron que los empleados fueran protegidos del Estado. Los excedentes de los empleados le serían retenidos a "su" empresa. La tercera parte de las ganancias de las empresas sería un Impuesto a las Sociedades.
Se vino el populismo que rige hoy en todo el mundo: 
TERCERA POSTURA: Más produces, más "solidaridad" construyes.


Hoy advertimos que los incentivos también son esenciales a nivel del trabajo. Los EMPLEADOS también deben participar de los dividendos de los excedentes de la sociedad para involucrarse como ciudadanos.
No podemos seguir abatiendo a los esforzados y envalentonando a los indolentes, porque eso ha iniciado un círculo vicioso de adicciones y delincuencia por la falta de objetivos que experimenta el 90% de la población. 
El IMPUESTO A LAS SOCIEDADES debe asignarse a sus verdaderos dueños: el personal de "esa" empresa.
Volvamos a las relaciones laborales naturales. 
CUARTA POSTURA: Más produzcas, más prosperarás.

Sólo tú tienes el tino necesario para administrar los excedentes que produces para prosperar.

miércoles, 18 de junio de 2014

La doctrina social es un espejismo

El principio básico de la doctrina social que ha servido de base a la legislación laboral y tributaria de todo el mundo es una ilusión.
La confiscación de ganancias de las empresas afecta sólo al personal de la misma y no a su dueño.

¿Cómo se demuestra eso?

Cuando un emprendedor decide invertir en producción espera lograr que su capital no se desvalorice, y que además rinda al menos los intereses de una inversión especulativa de bajo riesgo.

En ese punto de equilibrio, podría decirse que su inversión es sustentable, pues podría estar eternamente inmovilizada en ese emprendimiento sin que necesitare buscar una inversión mejor.

Lo que facturase le alcanzaría para pagar las materias primas, los costos del personal y para absorber los "costos" del capital que incluyen ese interés, la amortización, el mantenimiento, los seguros y los impuestos para lograr el objetivo señalado.

Pero si el mismo capital y el mismo personal de la empresa lograsen producir, por ejemplo, el doble, el emprendedor facturaría el doble, y entonces podría pagar el doble de materias primas (como necesitará) pero además generaría excedentes iguales al doble de los costos del personal y del capital.


Estos dos últimos montos son "la ganancia de la empresa". No sólo de su dueño.

Entonces, si el capital y el personal produjeron el doble, deviene justo que cobren el doble de lo que les costó producir la producción de equilibrio, es decir el doble de sus propios costos. Porque si así no se hiciera, ese importante incentivo a la acción se vería resentido.

Ambos (emprendedor y asalariados) perderían la actitud necesaria para repetir el esfuerzo en una ulterior oportunidad.

El Estado confisca la tercera parte de ese total, indiscriminadamente, sin imaginar que ése era el dinero que debía cobrar su personal debido al mayor esfuerzo demostrado por encima de lo esperado.

Hasta se ha establecido que imponer más de una tercera parte de las ganancias es "confiscatorio", y efectivamente así es. Recién ahí empieza a afectar al dueño de la empresa.

El empresario no verá jamás la necesidad de participar a su personal de las ganancias de su empresa, ya que es costumbre pagarles sólo por lo que necesitan y no por lo que hacen.


Y entonces no lo hará, a menos que el Estado lo induzca a ello.

Incluso, como el mismo Estado le confisca la tercera parte de las ganancias, si se decidiera además participar a su personal, vería afectada su proporcionalidad entre su esfuerzo empresario y la rentabilidad adicional obtenida por su inversión.

Es lógico suponer entonces que acepta la confiscación actual porque intuye que es dinero que correspondía a sus empleados por producir más que lo que se esperaba de ellos.

Así se demuestra que la confiscación de las ganancias de las empresas sólo afecta al personal de la misma.

Nunca a su dueño!

Así cae el principio básico de la doctrina social que ha servido de base a la legislación laboral y tributaria de todo el mundo.

martes, 17 de junio de 2014

¿Docientos años de prueba y error?

Antes era sencillo. Si alguien hacía una silla, se le pagaba por una silla. Y si hacía dos, se le pagaba por dos.
POSTURA CERO: Más producías, más dinero tenías.

Pero la revolución industrial modificó profundamente las formas de producción. Entonces para que la sociedad no sufriera el golpe, las relaciones laborales fueron una incógnita a resolver.

Entonces, los EMPLEADORES creyeron tener el tino necesario para administrar los excedentes que producían sus empleados, de manera de no hacerles faltar nada y cuidar sus intereses.
Se ensayó así la PRIMERA POSTURA: Más producías, más previsión tenías de tu empleador.

No pasó mucho tiempo para advertir los interminables conflictos que esa "protección" detonaba.
Hubo sublevaciones con la convicción de que las empresas eran el problema y se pretendió asignarle al ESTADO la responsabilidad de la producción industrial.
Se ensayó así la SEGUNDA POSTURA:  Más producías, más homenajes te hacían.

Tampoco pasó mucho tiempo para advertir que sin incentivos, ni el capital ni los empleados producían excedentes para el progreso.
Los filósofos buscaron una doctrina social sabiendo que los excedentes se producían bajo incentivo de los dueños del capital. Hicieron que los empleados fueran protegidos del Estado. Los excedentes de los empleados les serían retenidos. La tercera parte de las ganancias de las empresas serían un Impuesto a las Sociedades.
Se ensayó así la TERCERA POSTURA: Más producías, más "solidaridad" construías.

Hoy advertimos que los incentivos también son necesarios al nivel del trabajo. Los empleados también deben participar de los dividendos de los excedentes de la sociedad para involucrarse como ciudadanos.
El Impuesto a las Sociedades debe asignarse a sus verdaderos dueños: el personal de "esa" empresa.
Ensayemos la CUARTA POSTURA: Volver a las relaciones laborales naturales.
Mas produzcas, más dinero tendrás.

Sólo tú tienes el tino necesario para administrar los excedentes que produces para prosperar.





sábado, 14 de junio de 2014

¿Quiénes son los prácticos?

Hay muchas personas que ya desconfían de las ideologías y doctrinas que les han inculcado por décadas los políticos y sindicalistas, y con las que han querido dominarles en todos los ámbitos de la vida laboral y tributaria.

Ven que el populismo no marchó hacia la sinergia, sino que va hacia la autodestrucción.

Son los "prácticos" y dicen basta de teorías e ideologías. A las cosas!

La actitud sinérgica del personal de las empresas es la gallina de los huevos de oro que quieren recuperar.

Quieren revisar la doctrina social, que es ese conjunto subyacente de preceptos que ha servido de base a toda la legislación tributaria y laboral del planeta. Es la que ha hecho que 1/3 de la ganancia empresaria quede en el Estado.
Los prácticos preguntan: La tercera parte de las ganancias de todos los emprendimientos ¿No es la participación que generó su personal? ¿Por qué la doctrina social la dejó en el Estado?
Eso es lo primero que hay que revertir. Y la sinergia volverá!.

Dicen que para que una sociedad funcione armónicamente no es necesario mejorar al ser humano, que es lo mejor que Dios creó. Dejemos ya de perder el tiempo en adoctrinamientos.

Dicen que la base de la sociedad no puede ser la "solidaridad obligatoria" de los esforzados a los indolentes. Los indolentes no pueden ser los privilegiados, porque la inacción es la muerte de la sociedad. Basta de abatimiento y haraganería.

Dicen que la economía no suma "cero". Economía es el arte de hacer que todos y cada uno de los integrantes de la sociedad produzca más que lo que consuma.

Dicen basta de "cubrir necesidades" a los asalariados. Las relaciones laborales deben ir más allá. Deben pagar el valor real que tiene el trabajo que generó ese producto o servicio. Quieren recuperar los naturales incentivos humanos a la acción, que son como una especie de "negocio individual" de sembrar y cosechar, que cada uno cobre por lo que haga y no sólo por lo que necesita para estar disponible al día siguiente para ir a trabajar.

No creen que el bien individual sea contrario al bien común! Dicen que es momento de la Cuarta Postura, el camino más natural.

Dicen que si una persona sola en el medio del campo puede generar excedentes como para alimentar a su familia y progresar, cuánto más podrían hacer muchas personas si el sistema respetara esos naturales incentivos a la acción.

Dicen que cada uno puede administrar los excedentes que genere y así se sentirá parte de la sociedad, lo cual lo librará de depresión y adicciones.

Cuando al asalariado se le pague por lo que haga y no sólo por lo que necesite, las injusticias que padece nuestra sociedad que todos conocemos y que solemos esconder bajo la alfombra, van a desaparecer súbitamente.
Toda la economía florecerá y entonces los servidores públicos también lograrán homólogo nivel de remuneración.

El ser humano está diseñado para actuar por incentivos.
Todas las doctrinas sociales hasta el presente soslayaron esa ley universal, lo cual fue letal para la sociedad.

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