lunes, 30 de diciembre de 2013

¿Necesitamos gobierno?

El ser humano se diferencia de los animales por su ingobernable necesidad de progreso.

Antes de la revolución industrial, las diversas comunidades diseñaban una estructura gubernamental para cercar su "patria" y defenderse de los extranjeros, pero no para progresar. Porque el progreso siempre fue una meta que se alcanzaba naturalmente mientras a cada ciudadano se le remunerara proporcionalmente a sus esfuerzos y creatividades.

Antes, al que hacía una silla se le pagaba por una silla. Al que hacía dos sillas se le pagaba por dos.
La revolución industrial destruyó esa proporcionalidad. El trabajo comenzó a remunerarse al costo y no al precio.

Los gobiernos actuales, al diluirse el concepto de "patria" y de "extranjero" están dejando de tener objeto alguno.

Pero se vuelven imprescindibles porque desde hace 200 años el progreso no se logra, porque se ha destruido  su motor principal, cosa que ningún gobierno ha sabido restituir hasta ahora.

Los gobiernos actuales se han vuelto imprescindibles a causa de su propia ineptitud.

Para restituir el motor del progreso hay que restituir la proporcionalidad remuneración-producción, y hay buenas noticias: El instrumento está. El dinero está.





sábado, 28 de diciembre de 2013

De cómo advertir la capacidad para gobernar

El objetivo de las acciones propias nos indica la medida en que hemos logrado superar la ilusión del ego, que es la medida en que estamos preparados para dirigir a los demás.

Cuando el objetivo de nuestras acciones cotidianas es exclusivamente nuestra familia, pisamos el primer escalón de la escalera al "cielo".


Cuando nuestro objetivo apunta a un umbral de diez familias, alcanzamos el segundo escalón, nos hemos transformado en emprendedores, "gobernamos" naturalmente.


Cuando nuestras acciones son esperadas por el próximo umbral de cien familias, hemos alcanzado el tercer escalón. Nos hemos transformado en líderes naturales.

Los escalones superiores son ocupados por Maestros, que naturalmente no tienen interés en gobernar.

La sociedad tiene la obligación de convencerlos de la necesidad de contar con su servicio.

Para identificarlos la sociedad cuenta sólo con un método: 
  • Solicitar a todos quienes están en el primer escalón, que indiquen quiénes son sus emprendedores más prestigiosos.
  • Y luego a éstos preguntar por sus líderes más prestigiosos.
  • Y así subiendo hasta llegar al puesto público que se desea ocupar.





martes, 17 de diciembre de 2013

Bárbaros y vaticanos

El bárbaro es aquel que odia las cuestiones intelectuales, rehúye de los argumentos racionales y se dedica a reunir a los hombres en manadas para formar ejércitos, mientras que el hechicero establece los objetivos de esos ejércitos.
El bárbaro conquista imperios, mientras que el hechicero escribe sus leyes.
El bárbaro roba y saquea, el hechicero exhorta a las víctimas a superar su preocupación individual.
El bárbaro domina por medio del miedo, manteniendo a los hombres bajo constante amenaza de destrucción, el hechicero domina mediante la culpa, intentando convencer al hombre de su depravación innata, impotencia y futilidad.
El bárbaro puede llegar a convertir la vida humana en un infierno, mientras que el hechicero dice y justifica que en verdad no puede ser de otro modo, y además tiene que vivir del favor de un protector, de una dispensa especial, de un monopolio reservado, de la exclusión, de la supresión, la censura.
El bárbaro fuerza además la obediencia por medio de un garrote, mientras que el hechicero la obtiene utilizando un arma mucho más poderosa: adentrándose en el campo de la moralidad. Y lo hace porque no hay modo mejor de convertir la moralidad en un arma de esclavitud que divorciándola de la razón del hombre. Es decir, no existe mejor modo de hacer que un ser humano acepte el papel de un animal destinado al sacrificio que destruyendo su autoestima y haciéndole despreciar incluso su propio interés individual.

De este modo, el triunfo de la asociación del bárbaro y el hechicero, como era de prever, y como se explica magistralmente, termina ensalzándose en la figura del "Estado", que emerge incondicional e irreflexivamente como la forma del bien, dejando al hombre como una especie criado y neosiervo. Un fenómeno que se prolonga en el tiempo, que para su consolidación ha sido necesaria la complicidad de las clases intelectuales y que cada vez resulta más patente tanto en la política, en las finanzas, en diversas manifestaciones artísticas e incluso en el derecho.
Para Rand es desde ahí desde donde surge la subordinación del individuo a lo colectivo y el convencimiento de la bondad de su sacrificio en aras del «bienestar público». Una categoría y sofisma, ésta del bienestar o interés público, que en su día tan ilustrada y finamente describiera Alexis de Tocqueville en El Antiguo Régimen y la Revolución (Edit. Alianza, 2004) mediante el ejemplo del ínclito Lemberville, como ya hemos tenido ocasión de citar en otras ocasiones.

Por último, destacar que Ayn Rand también nos advierte de cómo esa alianza entre hechiceros y bárbaros se diseña y construye fundamentalmente contra el ciudadano corriente, el trabajador y/o productor; y si bien es cierto que resulta nociva y perjudicial para el interés de los hombres, no es menos cierto que es débil y precaria, a pesar incluso del mal que circunstancialmente pueda ocasionar. La alianza es débil y precaria, porque en el fondo está basada en el miedo y en el desprecio mutuo.
El bárbaro considera al hechicero un teórico, un soñador estúpido, mientras que el hechicero considera al bárbaro un inmoral insignificante.

Ejemplos de esta descripción podemos encontrar actualmente en muy diferentes latitudes, algunas muy cercanas, y es que no debemos olvidar que el bárbaro, como cualquier matón y como muchos animales, dice Rand, sólo se siente confiado cuando huele el temor de quienes considera sus adversarios, de ahí que cada avance en sus intenciones sin oposición la procese como una victoria parcial que le hace más fuerte.
Es importante tomar nota y conciencia de esto último.


http://vozpopuli.com/blogs/3840-juan-j-gutierrez-barbaros-y-hechiceros

domingo, 15 de diciembre de 2013

ARGENTINA ESTÁ EN PROBLEMAS .

Pero le queda una oportunidad: la Cuarta Postura, que es una leve reforma tributaria que desencadenará una monumental modificación en las relaciones laborales.

Logrará así prescindir de los capitostes de la doctrina asistencialista y populista que la llevaron a este nuevo fracaso.

Un tercio de las ganancias de las Sociedades (hoy no es relevante pero lo será) ya no debe ser para el Estado sino para el personal propio y de terceros de cada empresa.

La nueva actitud de los empleados hará que contratar personal deje de ser "un peligro" y sea el mejor negocio, con lo que el desempleo virtualmente desaparecerá en cuestión de meses. 


A la sociedad no le conviene tu patrimonio si no produce. Ni que consumas los bienes y servicios que producen los demás. 
Pero SÍ le conviene que los empleados produzcan más, desarrollen su creatividad, y participen en las ganancias. 
Por eso le conviene la ley GANANCIAS PARA TODOS.

http://proyectoactitud.blogspot.com/ 

lunes, 9 de diciembre de 2013

Basta de economía!

La economía fue inventada para resolver la escasez de recursos.
Pero esa escasez de recursos comenzó cuando las relaciones laborales se apartaron de la proporcionalidad, cosa que fue alertada por los pensadores, aunque no alcanzaron a definirla como para resolverla.


La Doctrina de los Talentos no es en rigor una teoría económica, sino precisamente es abandonar las teorías económicas y volver a la natural relación producción-remuneración.

Si hay alguien que puede analizar su objetividad y rigurosidad es el alma humana indisturbada, no los economistas que están mirando una película en la caverna.

La economía no necesita "maestros"; funciona sola si a cada quien se le adjudica exactamente lo que produce.
Hasta no hace mucho tiempo quien hacía una silla cobraba por una silla. Si hacía dos sillas al día cobraba por dos sillas. Ésa es la única condición para que la sociedad funcione. Pero desde hace 200 años eso no se practica.


La parábola de los talentos es una de las pocas enseñanzas  que encontramos en las escrituras que nos sirve
todos.
Las tres teorías económicas básicas, no funcionaron ni funcionarán jamás.
Si la 3a. parte de las ganancias no fuese para el Estado sino para el personal, ya no habría puja distributiva, ni desempleo.

http://proyectoactitud.blogspot.com/

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