viernes, 18 de octubre de 2013

¿Ya no conviene esforzarse?

Antes, si alguien hacía una silla, cobraba por una silla. Y si hacía dos sillas, cobraba por dos.
La revolución industrial rompió abruptamente con esa proporcionalidad. Comenzó a remunerarse el trabajo por su costo y no por su precio.
Y luego de dos siglos, eso no se ha modificado aún!

Muchos evitan debatir sobre la plusvalía porque existe un mito que surgió cuando ese término fue asimilado al de "lucha de clases", pero hoy sabemos que son conceptos que nada tienen en común.
Otros dicen que ahora ya no se explota al obrero porque hay convenios colectivos y entonces la plusvalía ya no existe.
De manera que el tema ha quedado en una nebulosa y no hay una definición precisa sobre su significado.

Intentaré aquí echar luz sobre lo que Marx investigó fundamentalmente en base a cálculos matemáticos cuando la producción comenzaba a ser más industrial.
Plusvalía es la diferencia entre el precio y el costo del personal de toda empresa, sea del tamaño que sea.

La única condición para que exista plusvalía es que esa empresa tenga algún empleado y alguna ganancia.

Como el trabajo se sigue remunerando por su costo y no por su precio, la plusvalía subsiste tal como cuando comenzó. Sólo en un caso 
esos dos valores coinciden: Cuando la empresa no obtiene ganancias.
La existencia de plusvalía no implica que exista alguna explotación individual al trabajador, pero sí origina un tremendo perjuicio social casi imperceptible: Trabajar deja de ser conveniente.


El mero transcurso del tiempo desde la revolución industrial ha logrado que la plusvalía sea hoy aproximadamente la tercera parte de las ganancias de todas las empresas.
¿Por qué ha sucedido esto?
Porque los emprendedores han encontrado que es la combinación capital-personal que la hace más rentable.

Pero además porque los gobiernos alientan esa proporcionalidad debido a que es la que les garantiza una mayor gobernabilidad.

Hay dos mandamientos impuestos por la doctrina social vigente hoy en todo el mundo, que han logrado ese resultado:

1- Se ha instalado un impuesto que retiene la tercera parte de las ganancias de las empresas, que curiosamente es la plusvalía del personal de esa empresa.

2- Se ha inventado el voto universal que, más que captar la voluntad del ciudadano, recoge los resultados de la propaganda que imponen los grandes medios de comunicación.


La plusvalía es la causa por la cual esforzarse ha dejado de ser conveniente.
Si así fuese (si hemos encontrado la plusvalía) todo lo que tenemos que hacer es devolverla a su dueño.
Tenemos que utilizar el Impuesto a las Sociedades, (que ha logrado aislar la plusvalía) para re-asignar esos fondos.

Verán los emprendedores que su empresa será mucho más rentable.
Verán los gobiernos que los recursos para el Estado serán mucho mayores y tendrán más gobernabilidad.
Verán los ciudadanos que el desempleo, esa paradoja, era fruto de una doctrina social equivocada.

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